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Es una enfermedad en la cual la persona come en exceso o tiene episodios regulares de ingestión excesiva de alimento y siente una pérdida de control. La persona afectada utiliza luego diversos métodos, tales como vomitar o consumir laxantes en exceso, para prevenir el aumento de peso.


Muchas personas con bulimia, aunque no todas, también sufren de anorexia nerviosa.


Muchas más mujeres que hombres padecen de bulimia y el trastorno es más común en niñas adolescentes y mujeres jóvenes. La persona afectada generalmente es consciente de que su patrón de alimentación es anormal y puede experimentar miedo o culpa asociada con los episodios de ingestión excesiva de alimento y purgas.


Se desconoce la causa exacta de la bulimia, pero los factores genéticos, psicológicos, traumáticos, familiares, sociales o culturales pueden jugar un papel. La bulimia probablemente se debe a más de un factor.


La bulimia es una enfermedad crónica y muchas personas afectadas continúan presentando síntomas a pesar del tratamiento. Las personas con menos complicaciones médicas de bulimia que tienen voluntad y son capaces de involucrarse en una terapia tienden a tener una mejor posibilidad de recuperación.


Pensemos que el cuerpo es como dos imanes, en el que cada uno responde a sus necesidades de diferentes maneras, mientras que para una parte lo mejor es un determinante camino determinada acción, en cambio para la otra parte es lo inverso.


Nuestra mente es el privilegio de los seres humanos, ya que nos permite soñar, idear, inventar, sufrir, corregir, o saber por qué no disfrutamos nuestros errores y triunfos por igual, es lo que nos advierte de los peligros que nos acechan y nos hace evitarlos, nos lleva por el buen camino, es decir, es la guía perfecta y maravillosa a la que todos tenemos acceso, pero, podríamos preguntarnos ¿Qué pasa cuando nuestra mente se convierte en nuestro peor enemigo y en lugar de ayudarnos a conservar un excelente estado de salud, nos ataca y hace que nuestro cuerpo sufra por ese monstruo en que se ha convertido nuestra mente, que nos obliga a consumir lo que no debemos o que nos hace expulsar lo que consumimos por una idea equivocada que tenga la mente acerca del propio cuerpo?


Pero no se puede hablar de patología alimentaria sin preguntarse por el contexto que la favorece. La anorexia y la bulimia existen desde que el hombre empezó a comer. Pero recién en la segunda mitad del siglo XX se manifiesta en forma masiva.


Este aumento guarda una estrecha relación con el cambio cultural. El individualismo es el sustento filosófico de nuestra cultura. Otra peculiaridad es la estética de lo efímero. En el contexto de una cultura cambiante y consumista, el concepto de familia se relativizó, cayó en desuso.


Una patología alimentaria es una alteración en la conducta de comer, pero lo fundamental es la alteración en la conducta. No guarda una relación directa con la comida, la raíz de la patología es la inmadurez. El origen psicológico-emocional revela por qué son los jóvenes los más vulnerables: porque tienen miedo a crecer, a vivir.


Esta patología alimentaria es una adicción de todas las clases sociales y niveles económicos. Los adictos pierden su autoestima, deterioran su personalidad y no consiguen ser independientes ni autosuficientes. Y pueden tener problemas en el colegio, en el trabajo, con la familia. Si la adicción no se trata, puede llevar a la muerte.


En la bulimia, pueden presentarse episodios de ingestión excesiva de alimentos con una frecuencia de varias veces al día durante muchos meses.


Las personas bulímicas típicamente comen grandes cantidades de alimentos ricos en calorías, por lo regular en secreto. La persona generalmente siente una falta de control sobre su alimentación durante estos episodios.


Estos episodios de ingestión excesiva de alimentos provocan una sensación de autorrechazo, lo cual lleva a lo que se llama purga con el fin de evitar el aumento de peso. La purga puede incluir: provocarse vómito, ejercicio excesivo y uso de laxantes, enemas o diuréticos. Dicha purga a menudo produce una sensación de alivio.


El peso corporal con frecuencia está en el rango normal, aunque las personas bulímicas pueden verse a sí mismas con sobrepeso. Debido a que el peso a menudo es normal, es posible que los demás no noten este trastorno alimentario.


Los síntomas o comportamientos que se pueden notar abarcan:


Ejercicio compulsivo

Evidencia de empaques desechados de laxantes, pastillas para adelgazar, eméticos (fármacos que inducen el vómito) o diuréticos (fármacos que reducen los líquidos)

Ir al baño de manera regular inmediatamente después de las comidas

Consumir repentinamente grandes cantidades de alimentos o comprar grandes cantidades de alimentos que desaparecen de inmediato.


Para terminar debemos decir que es imprescindible liberarse de los comentarios críticos de los demás y de las presiones publicitarias.


Nadie es perfecto, puedes comprarte la ropa que te siente bien, sin mirar la talla, olvídate de la balanza, concede su justa importancia a las dietas, sabiendo que los remedios mágicos no existen.


Tampoco olvides que tienes otras cualidades además de las físicas.


Aprende a comer sólo cuando tengas hambre y descubre otras formas en que puedes hacer frente a la ansiedad.

One Response so far.

  1. Anónimo says:

    Está muy interesante este artículo. Resalta lo importante que es estar bien con nosotros mismos, respetarnos no dañando nuestro cuerpo y no dejándonos influenciar de mala manera por la moda y la sociedad que nos rodea.

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