“Tres cosas mantienen el alma tranquila:
no preocuparse de lo que no nos concierne,
no investigar cosa inútiles y
no sufrir por cosas que puedan ocurrir
o que ya hayan pasado”
Aristipo
El acoso moral o psicológico puede definirse como:
“La situación en la que una persona o grupo de personas ejercen un maltrato modal o verbal, alterno o continuado (de forma sistemática) en el lugar de trabajo hacia un trabajador/a, buscando con ello, desestabilizarlo, aislarlo, destruir su reputación, deteriorar su autoestima, disminuir su capacidad laboral, y así poder degradarlo y eliminarlo progresivamente del lugar de trabajo que ocupa”.
El maltrato laboral es un tema que está presente en varias empresas, negocios, locales y en los diferentes lugares donde se lleve a cabo cualquier actividad laboral o económica.
Incluso a veces somos testigos del maltrato laboral hacia otras personas o somos quienes lo padecemos.
Este tipo de maltrato puede tomar distintas formas; puede ser un maltrato sutil o uno que a los ojos de todos sea evidente y patente.
En este marco, la fragmentación social y vincular impacta como fragmentación de la subjetividad y ataque a la identidad, lo cual genera un “horizonte de amenaza” para los trabajadores en general, agudizándose para las víctimas del maltrato laboral.
Y a su vez, abre un panorama que, a la larga, resulta no menos precario y efímero para quienes creen que con el abuso, la agresión y la impunidad es posible llegar a “salvarse solo”
Mecanismos habituales en el Maltrato Laboral.
Es habitual que una situación de acoso psicológico/moral, comience repentinamente con un cambio brusco en la relación entre el acosador y la persona que, a partir de entonces, se va a convertir en el objeto de su acoso. La relación, que hasta entonces ha podido ser neutra o incluso positiva, se torna negativa.
Ello produce la confusión de la víctima que se interroga una y otra vez acerca del por qué de sus problemas con el acosador, y se analiza tendiendo a encontrar en ella misma la causa del acoso, desarrollando sentimientos de culpabilidad y vergüenza.
El cambio en la relación suele venir motivado por los celos, la envidia, la competición, la promoción de la persona, o la llegada al lugar de trabajo de un nuevo trabajador/a.
Entre otros elementos, el predominio de un “darwinismo social” que no apunta a la supervivencia del más apto sino del más desalmado, ha hecho posible la pérdida o el desprecio por los códigos de conducta; el relativismo moral y cognitivo, la enunciación meramente verbal de valores que no se sustentan en las acciones.
Resultante de ello son las fracturas del tejido social que incitan a la competitividad individualista y a la ruptura de los lazos solidarios.
Conductas que indican el Maltrato Laboral
. Sistemáticas expresiones ofensivas a la persona o a la tarea realizada por ésta.
. Constantes críticas negativas e injustas.
. Restricción del acceso a la información necesaria para hacer el trabajo o negación del uso de los medios para realizar bien el trabajo (ejemplo, no usar el teléfono).
. Aislamiento de la persona; se la separan del resto de los compañeros de trabajo.
. Realización de tareas humillantes, difíciles o inútiles.
. Desacreditación en público (tanto delante de compañeros de trabajo, como de directivos, clientes o proveedores).
. El contacto personal se reduce y limita, existiendo un mayor contacto por escrito.
. Se evita a la persona; no se le dirige la palabra, se ignora, no se la llama a reuniones donde debiese estar, etc.
Y en los casos más extremos, el maltrato laboral puede incluir amenazas de continuidad laboral, baja de salarios, propuestas indecentes y hasta agresiones físicas.
Pero sea de una u otra forma, el maltrato laboral implica un desprecio y un menoscabo a la dignidad de las personas maltratadas.
No obstante, para saber que estamos en presencia de un maltrato laboral, es necesario tener en cuenta algunos temas como, por ejemplo, culturales, contextuales, de género y de la subjetividad de los involucrados.