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“En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele” Montoya Carrasquilla.


Es tan difícil para mí en estos momentos de dolor hablar de lo que significa el duelo, hace unos días tuve que atravesar por uno de los momentos más difícil de mi vida, la perdida de mi amado hermano, es difícil comprender que la muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos y saber que el dolor quema mucha superficialidad, pero sé que las condiciones de vida difíciles y sus pruebas no son un castigo de Dios.


El dolor por la pérdida de un ser querido es una de las experiencias más duras que los seres humanos tenemos que vivir. Es el precio del amor.


Sufrir una pérdida es como forjar un hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer y la única razón de nuestra existencia. Se crece cuando se acepta el sufrimiento intentando comprender.


Así que el duelo ocurre tras cualquier clase de pérdida, aunque suele ser más intenso tras el fallecimiento de algún ser querido. No es un sentimiento único, sino más bien una completa sucesión de sentimientos que precisan de cierto tiempo para ser superado, no siendo posible el acortar este periodo de tiempo.


Creo que en las pocas horas o días que siguen al fallecimiento, de un pariente cercano o de un amigo, la mayoría de los afectados se siente simplemente aturdida o confundida ya que no se llegan a crecer, lo que realmente ha ocurrido.


Esta sensación puede tener lugar a pesar de que el fallecimiento hubiera sido esperado. Este entumecimiento o adormecimiento emocional puede ser de ayuda a la hora de afrontar los importante cometidos que hay que llevar a cabo tras el fallecimiento, tales como el contactar con los demás parientes y la organización del funeral.


Sin embargo, esta sensación de irrealidad puede llegar a ser un problema si persiste durante mucho tiempo.


Es así que surge una transformación. Si se escucha la voz interior y el propio saber interno, que con relación a uno mismo es el más importante, entonces, uno no se engañará y sabrá lo que debe hacer con su vida.


Es necesario tomar consciencia y no tener miedo. Abriéndonos a la espiritualidad y la comprensión. El sufrimiento entra en contacto con nuestro yo, con nuestro ser profundo.


"En el proceso de duelo, uno siente dolor de cuerpo, y dolor del alma; Nos duele el pasado, el presente y el futuro, que en estos momentos vemos incierto".


Un sentimiento común en el proceso del duelo suele ser el de culpa. Las personas en duelo con frecuencia piensan en todas aquellas cosas que les hubiera gustado decir y/o hacer y que no fueron posibles.


Pueden incluso llegar a pensar que podrían haber actuado de una forma diferente y que esto hubiera podido evitar la muerte de su ser querido. Este sentimiento es natural, extremadamente comprensible y muy frecuente.


Lamentablemente todos en esta vida tendremos que pasar alguna vez por la experiencia de la perdida de una persona querida.


La pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumática como herirse a quemarse gravemente lo es el plano fisiológico.


El duelo representa una desviación del estado de salud y bienestar, e igual que es necesario curarse en la esfera de lo fisiológico para devolver al cuerpo su equilibrio homeostático, asimismo es necesario un periodo de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio similar.


Por esa razón Engel veía al proceso de duelo similar al proceso de curación, del mismo modo que los términos sano y enfermo se aplican a los cursos en el proceso de curación fisiológica, también se pueden aplicar al curso que toma el proceso del duelo.


Siguiendo las ideas de Freud acerca de los duelos, podemos ver que el duelo es un proceso y no un estado, eso implica tareas de elaboración de la perdida que requieren esfuerzo.


A algunas personas les cuesta concentrarse, estudiar o comer cuando están atravesando una etapa de duelo. Otras pierden el interés por actividades que solían disfrutar. Algunos se enfrascan en juegos de computación o beben o comen en exceso. Y otras personas se sienten adormecidas, como si nada hubiese ocurrido.


En estos días pensaba en lo que le ocurrió a una persona muy querida para mí, atravesó una escena de robo y violencia, y creo que la sensación de haber sido robada, de ser despojada de algo valioso, equivale a quedarse abrazando un espacio vacío.


Pero el Dolor es la reacción de aflicción ante la perdida, incluye una amalgama de respuestas con componentes físicos, emocionales y espirituales por la pérdida, como es la perdida de nuestros seres queridos.


Ante los duelos es importante considerar los mecanismos de afrontamientos, con los que cuenta quien ha sufrido una perdida a fin de evitar cualquier tipo de desarrollo de duelo complicado patológico.


Si el duelo se reprime o se oculta tras una fachada de fortaleza, bajo patrones de adicción al trabajo, al consumo de drogas, de sufrimiento y de vacio por la pérdida del ser querido. A corto o largo plazo esto suele generar síntomas físicos, enfermedades psicosomáticas, trastornos de conducta, depresión o duelo crónico.


Desde el punto de vista de la psicología es importante tener en cuenta que todo duelo bien elaborado debe llegar a su fin y las heridas mentales y emocionales deben cicatrizarse.


El trabajo de duelo de quienes hemos sufrido una pérdida de un ser querido, nos brinda la oportunidad para encontrar un nuevo sentido a nuestras vidas, teniendo una visión sobre la propia muerte como una realidad posible más cercana, para aceptarla y preparase para ese momento.


Si has perdido a un ser querido, como lo he perdido yo, es posible que pases por todo tipo de emociones. Es probable que estés triste, preocupado o asustado. Tal vez no estés preparado, estés impresionado o confundido.


Puedes sentirte enojado, engañado, aliviado, culpable, exhausto o simplemente vacío. Tus emociones pueden ser más intensas o más profundas que lo habitual, o estar entremezcladas de una manera que nunca habías experimentado.


Aunque la experiencia de la pérdida de una persona amada es parte inevitable de la vida adulta, aunque la probabilidad de tal pérdida aumenta cuando el individuo se envejece o cuando se vive en zonas de mucha violencia, aun cuando sabemos que es una experiencia traumática y muy dolorosa,


TODOS SABEMOS QUE PERDER UN SER QUERIDO ES UNA DE LAS TRAGEDIAS MÁS GRAVES QUE PUEDEN SUCEDERNOS. Todas estas emociones son reacciones naturales frente a la muerte. Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos…

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Todos a lo largo de nuestra vida, nos encontramos con frecuencia frente a situaciones que nos suponen un dilema, momentos en los que hemos de ejercer, una de nuestras funciones psíquicas: la decisión.




Pero ¿realmente somos siempre capaces de decidirnos y hacer lo que deseamos, con entera libertad?


El miedo a decir que no a algo se asocia a varios factores; por un lado, el temor a no estar a la altura, a no saber argumentar la negativa o por simple pereza y comodidad. Se trata, en definitiva, del miedo a no ser valorados y queridos.


Esa dependencia va minando nuestra autoestima e imposibilita el libre ejercicio de la responsabilidad que propicia unas saludables y equilibradas relaciones de interdependencia con los demás, en las que decimos "sí" cuando lo consideramos adecuado y en las que mantenemos vigente la posibilidad a decir "no".


¿Tenemos miedo a decir no?


Creo que muy pocas personas podrían responder con un rotundo «sí, siempre», cuando nos sinceramos de verdad.


A veces tomar una decisión a la hora de elegir un objeto material, puede ser una tarea más o menos sencilla, pero hacer lo propio con elementos abstractos o con personas, tal vez no sea tan simple, si nos compromete afectivamente, si afecta a nuestros sentimientos.


En unos u otros casos juega un papel de vital importancia el miedo a ser rechazado, el miedo a dejar de ser querido, hasta el punto de inducirnos a vivir una vía «neurotizada», llena de angustia e infelicidad y sin defensa de los propios derechos.


El "no" puede resultar demasiado tajante y por ello, a veces es conveniente decir "si". Es un sí para ofrecer alternativas, exponiendo y defendiendo nuestros argumentos con convicción y firmeza pero eso sí, sin herir ni menospreciar a nadie. Y esto sólo es posible si previamente sabemos decir "no" sin sentirnos culpables por ello.


Cuántos de nosotros decimos si cuando en realidad quisiéramos decir no. ¿Por qué? Cómo aprender a decir no.


Dices si a un compañero de trabajo que te pide un favor cuando en realidad querías decir no.


Es asi que muchas veces decimos Si en lugar de No, porque no pensamos en las consecuencias de No decir No. No queremos molestar, queremos demostrar que somos buenas personas, solicitas y sin embargo luego acabamos aceptando responsabilidades o haciendo favores que en realidad no pudimos hacer.


El respeto por nosotros mismos y por nuestros valores debe anteponerse a cualquier temor o deseo de agradar.


El problema en estas ocasiones, es que a menudo tenemos que pagar por ir en contra, de lo que los demás esperan de nosotros, dado que el sentimiento de culpa concentra mucho poder, al conectarnos al miedo de no ser aceptados.


Para poder mantener una autoestima alta y, sobretodo, una vida psicológica y psíquica sana, es saber negarse a aquellas proposiciones o compromisos que en realidad no deseamos aceptar, que son cuestiones prácticamente indispensables.


¿Tu pareja te convence para ir a pescar cuando en realidad no te gusta? Tu mejor amiga o amigote llama cuando estás ocupada, pero eres incapaz de decir que no puedes hablar en ese momento


¿Por qué tememos negarnos a ciertas peticiones? ¿Por qué nos sometemos ante los deseos de los demás? ¿Pensamos, acaso, que nuestra autoestima es menos importante que satisfacer a los otros?


Pienso que muchos de nosotros, en nuestras vidas cotidianas, nos movemos dentro de esta trampa. Cuando debemos decidir entre nosotros o los demás nos angustiamos. Confundimos la humildad con el sacrificio, el favor con la obligación y nuestros derechos con las exigencias ajenas. Con frecuencia vamosde mártires por la vida y somos presas fáciles de otros sujetos de personalidad opuesta: los «aprovechados» que no dudan en utilizarnos.


“Recuerda que el tiempo es algo valioso, el que pierdes ya no se recupera. Aprender a decir no para muchas personas puede significar una liberación. Dejarán de ser víctimas, cuando dices si cuando en realidad no quieres puedes llegar a ser víctima de ti mismo y de personas que se aprovechen de tu buena voluntad. Aprender a decir no te ayudará a fortalecer tu autoestima”

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Toda enfermedad acaba tarde o temprano, pero debemos plantearnos si somos lo suficientemente fuertes como para superarla.







Desde hace varios años en mi familia estamos atravesando una etapa de mucho dolor y tristeza, pero a la vez de aprendizaje constante, por el hecho de tener a mi padre con la enfermedad del Parkinson.


Creo que la solución para llegar a buen puerto, con un problema cotidiano siempre es el enfrentamiento, buscar soluciones y seguir adelante. Cuando tenemos que enfrentarnos a una situación que conlleva una grave enfermedad en un familiar o amigo, la mejor forma será involucrándonos en la medida que podamos, teniendo claro nuestros sentimientos y miedos al respecto y aceptando la situación que nos toca vivir.


Es por eso que la ayuda psicológica para los pacientes y los familiares, de forma individualizada y grupal, es de gran importancia para superar la enfermedad; para ayudar al paciente a aceptar su enfermedad y a convivir con ella.


La vida familiar, social y laboral se altera por completo ante la aparición de una enfermedad, más aún si ésta es irreversible o degenerativa, situación que obliga al paciente a cambiar de manera radical su modo de vida.


Hay enfermedades para las que la medicina actual no tiene soluciones o cuyos tratamientos no logran los resultados esperados. Por esta razón, recibir la noticia de que se padece una dolencia de este tipo es un duro golpe para quien la sufre y para sus familiares.


Sin embargo, desde la psicología, se afirma que se puede convivir con una enfermedad de estas características, después de superar una serie de etapas, que pasan por la negación de la situación, en primer lugar, y por cierta rebeldía después.


Son actitudes normales que con el paso del tiempo y la ayuda de los seres queridos, suelen desembocar en una última fase de aceptación y adaptación, aunque la tristeza y los episodios depresivos pueden aparecer de manera continuada.


En este sentido, las asociaciones de apoyo realizan una labor excelente, favoreciendo que enfermos y familiares aprendan a conocer la enfermedad, a aceptarla y a sacar el máximo partido a la vida con las limitaciones progresivas, a las que pueden verse sometidos los enfermos.


Vivir el presente: Disfrutar de lo que se tiene y no sufrir por lo que se pueda perder.
Medir la vida en términos de calidad, no de cantidad: Intentar ver la vida en profundidad, "a lo ancho, lo alto y lo largo, y no solo a lo largo, por los metros recorridos".


Para tener una referencia de esta enfermedad: La Enfermedad de Parkinson, es una enfermedad neurodegenerativa, que afecta primariamente estructuras como la sustancia negra y el estriado, suele comprometer también la corteza cerebral, el sistema límbico y el hipotálamo, tiene un origen desconocido, reconociéndose múltiples factores en su aparición con un fuerte componente genético cuya importancia puede variar en diversas situaciones.


La Enfermedad de Parkinson es de carácter crónico, progresivo y lento, que afecta a la zona del cerebro encargada del control y coordinación del movimiento, del tono muscular y de la postura. En esta zona, llamada sustancia negra, existe un componente químico, la dopamina, compuesto esencial para la regulación de los movimientos, es decir, para que los movimientos se realicen de una forma efectiva y armónica.


Así, en la Enfermedad de Parkinson se produce una "degeneración" de la sustancia negra (de causa desconocida) cuya consecuencia es la disminución de la dopamina. Es por ello que las principales manifestaciones de la enfermedad expresan un control deficiente de los movimientos: Temblor, lentitud generalizada (bradicinesia), rigidez y alteraciones de la postura y de la marcha.


En la enfermedad de Parkinson, es importante reconocer los síntomas psicológicos y neuro-psiquiátricos, tales como los trastornos del estado del ánimo, la ansiedad, los estados psicóticos (delirios y alucinaciones), o los trastornos sexuales porque son muy frecuentes y repercuten en la calidad de vida.


La depresión en la enfermedad de Parkinson es uno de los trastornos emocionales más frecuentes. Hoy en día, la cifra de afectados de enfermedad de Parkinson que desarrollarán síntomas depresivos en algún momento a lo largo del curso de la enfermedad se sitúa alrededor de un 30-50%.


Las mujeres con enfermedad de Parkinson presentan más riesgo de padecer depresión que los hombres. A su vez, las personas que antes de sufrir la enfermedad de Parkinson ya habían padecido depresión tienen más probabilidad de volver a presentar un nuevo episodio depresivo.


También se ha descrito mayor riesgo de padecer depresión en personas que inician la enfermedad de Parkinson a una edad temprana y en las que los síntomas parkinsonianos predominan en el lado derecho del cuerpo.


Los afectados con síntomas de rigidez y dificultad para iniciar el movimiento tienen mayor probabilidad de padecer trastornos depresivos.


La depresión en la enfermedad de Parkinson se asocia a una mayor rapidez del deterioro de las funciones cognitivas y motoras, influyendo de manera importante en la calidad de vida del paciente.


Es por eso que en la enfermedad de Parkinson es importante diferenciar la inquietud ansiosa de la acatisia (inquietud interna que se manifiesta como una dificultad para permanecer quieto), que es consecuencia del tratamiento con fármacos antiparkinsonianos.


Los afectados de esta enfermedad de Parkinson experimentan con frecuencia sentimientos de ansiedad, tensión y nerviosismo. Aproximadamente, uno de cada tres afectados de enfermedad de Parkinson sufre problemas de ansiedad, que pueden ir desde la inquietud hasta las crisis de angustia.


En la mayoría de los casos, los problemas de ansiedad se acompañan también de síndromes depresivos.


Por ejemplo cundo se habla de "crisis de angustia" cuando la ansiedad se presenta de forma brusca, intensa y durante un breve periodo de tiempo. Este problema también es frecuente en la enfermedad de Parkinson: dos de cada diez enfermos pueden sufrirlo.


En algunos afectados de enfermedad de Parkinson, el inicio de los síntomas motores, como la congelación de la marcha, pueden generar crisis de angustia. En otros, pueden experimentarse episodios similares a los ataques de pánico en fases off de la enfermedad.


Los afectados de enfermedad de Parkinson buscan ayuda psicológica a menudo, por la ansiedad experimentada en las relaciones sociales.


Muchos sufren ansiedad ante la necesidad de recibir ayuda por parte de los demás, y otros experimentan sentimientos de inseguridad en las relaciones sociales. En algunos casos, la ansiedad social se complica: la persona vive con temor exagerado y persistente ante una o más situaciones de relación social, con miedo excesivo a la crítica por parte de los demás, y en consecuencia tiende a evitar estas situaciones sociales.


CONSEJOS UTILES SOBRE PSICOLOGÍA PARA PACIENTES


Aceptación de la enfermedad.
Aceptación y adaptación a los cambios.
Mejorar el estado anímico / control de emociones.
Mejorar la calidad de vida.
Fomentar relaciones sociales y familiares.
Estimular la autonomía.
Fomentar la vida activa.
Aumentar el autoconcepto y la autoestima.
Estimular la toma de decisiones.
Favorecer el autocontrol.
Proporcionar la información necesaria.
Cuidar al cuidador.

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“Los manipuladores buscan persuadir a las personas para que traspasen sus límites. Les porfían hasta que acceden. Con insinuaciones, manipulan las circunstancias para salirse con la suya. Seducen a otros para que lleven sus cargas. Utilizan mensajes cargados de culpa.” (Cloud,H; Townsend,J.)






Cuando decidimos amar y ser amado, cuando Decidimos unirnos a otra persona para construir algo en común. La pareja!


Podríamos decir que es la sociedad más pequeña que existe y donde invertimos gran parte de nuestro capital afectivo. Conscientemente esta unión se realiza con la idea de que nos permitirá a ambos salir ganando.


Pero como en toda sociedad, uno de los peligros que acechan a la pareja son las luchas de poder. Éstas suelen darse cuando se olvida que existe un proyecto en común y uno o ambos miembros intentan imponer sus reglas y sus objetivos individuales.


Platón definía la política como el arte de vivir en sociedad. La pareja es una comunidad de dos personas, en la que puede darse tanto una lucha encarnizada por el poder como una pugna soterrada de control y subyugación. Pero también es posible construir una relación con una política democrática y solidaria, basada en el respeto y la comprensión mutuos.


Tanto en la vida de pareja como en general, en todo tipo de relaciones, es crucial una comunicación clara y honesta, que permita aclarar las situaciones ambiguas.


La manipulación está presente cuando se intenta controlar lo que dice o hace otra persona, cuando se exige sin dar opción a elegir, o cuando se menoscaba la autoestima ajena de manera más o menos capciosa. Implica, en suma, la utilización de otra persona para un beneficio propio.


Así como algunas imposiciones son transparentes y casi inofensivos, otros resultan más retorcidos y pueden terminar siendo destructivos. Ciertos individuos llegan a tiranizar a la persona con la que conviven utilizando el desdén, la humillación o la crítica. La manipulación llevada al extremo supone un maltrato psicológico, una agresión que no deja marca ni heridas, pero que no por eso resulta menos dañina.


Sin embargo, existen importantes diferencias de grado. A menudo se cae en el error de considerar este tipo de agresiones como un problema menor, algo menos grave que la pura expresión de violencia. Sin embargo, el maltrato moral suele ser la antesala y un ingrediente indispensable de lo que se conoce como maltrato físico.


La manipulación está presente cuando intentamos controlar lo que dice o hace otra persona, cuando le exigimos algo sin dejarle posibilidad de elegir, o cuando nos empeñamos en que cambie y se adecue a lo que deseamos, aunque todo esto lo hagamos creyendo que es por su bien.


Por ejemplo en el mundo de la pareja, se producen muchas veces juegos de dominación, en los que cada miembro adopta un papel diferente y aferra al otro con diferentes armas de manipulación. En ocasiones la relación se convierte en un campo de batalla, en el que ambos luchan para controlar la situación o reivindicar su punto de vista. Otras veces existe una clara jerarquía de poder y uno de los dos decide e impone, mientras que el otro acata sus órdenes.


La manipulación emocional, es una de las prácticas más utilizadas en las batallas de pareja. De forma inconsciente o voluntaria se exige a otra persona, que actúe según los propios deseos o necesidades, utilizando los sentimientos como arma. Los celos, las amenazas directas o veladas, la exigencia, infundir sentimientos de culpa o incluso una actitud victimista, son algunas de las estrategias manipuladoras más utilizadas.


A menudo no es fácil reconocer el chantaje emocional, dado que a veces está tan infiltrado en nuestras relaciones que no nos percatamos de cuándo somos víctimas de él ni cuándo lo empleamos. La pareja, por ser un espacio donde están sumamente implicados los sentimientos y muchas decisiones, supone un terreno idóneo para que aparezca.


Evidentemente existen diferentes grados de manipulación emocional. Algunos chantajes son más transparentes e inofensivos, otros más retorcidos. Algunos no implican apenas daño ni menoscabo para la otra persona, mientras que otros pueden resultar muy destructivos.


Hermann Hesse dice: Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros.


Es así que ciertos individuos pueden llegar a tiranizar a la persona con la que conviven utilizando el desdén, la humillación, la crítica o la desvalorización. El abuso físico o verbal pueden ser manifestaciones extremas de manipulación, en los que el objetivo es anular la autoestima de la otra persona. Se intenta rebajar y degradar al otro para sobresalir y compensar un gran sentimiento de inseguridad.


El chantaje emocional puede adoptar diferentes formas. La clave está en provocar una mezcla de miedo, obligación y culpa para que la pareja acabe sucumbiendo a las propias expectativas. Para ello se pueden emplear estrategias tan diversas como: El castigo, el autocastigo, el silencio, el victimismo, la culpa, las promesas, etc.


Otra forma de darnos cuenta, es preguntándonos; si lo que estas habiendo en ese preciso momento es lo que queríamos hacer, si esto no es así, es que te estan saltando tus principios y valores por alguien, detecta quien es ese alguien y ahí tendrás a tu manipulador.


Si te descalifican diciendo "no puedo creer que seas tan egoísta", "sólo piensas en ti", "Pensaba que eras distinta/o a las demás, pero me equivoqué", "es la estupidez más grande que he oído".


Cuando la manipulación es constante o insidiosa puede actuar como carcoma en las bases de la relación, desgastando a la pareja. Entonces de la unión no se derivan ganancias, sino pérdidas, o sólo se enriquece uno de sus miembros, mientras que el otro resulta cada vez más empobrecido. Reconocer este juego de dominación es la única manera de desactivarlo.


Susan Forward considera las siguientes situaciones como indicadores de que se es objeto de un “chantajista emocional”, denominación interesante que ella rescata en su obra para referirse a una persona manipuladora. Ella afirma que con sólo experimentar una de las siguientes opciones, ya se es víctima de un/a manipulador/a:


-Amenazan con volverte difícil la vida si no haces lo que quieren;
-Amenazan constantemente con poner fin a la relación si no haces lo que quieren;
-Te dicen o dan a entender que se harán daño o se deprimirán si no haces lo que quieren;

-Siempre quieren más por mucho que les des;

-Habitualmente dan por sentado de que cederás;

-Habitualmente ignoran o no hacen caso de tus sentimientos y aspiraciones:

-Hacen generosas promesas que están supeditadas a tu comportamiento y rara vez las cumplen;

-Te tachan de egoísta, malo/a, interesado/a, superficial, insensible o descuidado/a cuando no cedes;

-Se deshacen en alabanzas cuando cedes y las retiran cuando te mantienes firme;

-Utilizan el dinero como arma para salirse con la suya.


Para concluir podríamos decir, que ante los manipuladores, hay que generar respuestas y habilidades de comunicación específicas. El estilo de comunicación debe ser asertivo, sin llegar a ser sumiso, defensivo o agresivo, sino más bien conciliador pero firme.


Hay que transmitirle a la persona manipuladora, la importancia de que se respeten y consideren nuestras necesidades y sentimientos, así como delimitarles hasta dónde voy a ceder. Esto a su vez ayudará, a que se pongan más en “nuestros zapatos” y desarrollen esa habilidad de empatía que tanta falta les hace.

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El odio se come nuestro sistema inmunológico: si estamos llenos de enfado, no dormimos, mientras que las emociones positivas, como el amor o la compasión, no sólo nos traen paz sino que es bueno para nuestra salud". Tenzin Gyatso








Esta semana pensaba en el Amor y no pude evitar de pensar en el Odio, nadie nos enseña a odiar, pero es fácil aprender a hacerlo. Algunos dicen que el odio es el amante del amor, la caricia de la mirada, el sentimiento de un corazón enamorado.


Pero el odio no es útil porque sólo hace cometer cosas de las que, tarde o temprano, uno mismo se arrepiente.


La palabra Odio proviene del latín "odium". El odio es un sentimiento negativo, de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, situación o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir aquello que se odia.

Es por eso que el odio es el veneno de nuestro corazón, y el perdón, la cura. Un dato importante es que el odio proviene de la misma fuente donde sale el amor y además forma parte de la humanidad desde sus más primitivos inicios.


El odio es una pasión ciega y arraigada en el corazón viciado por el capricho, por la envidia, por las pasiones; un afecto que en ningún caso deja de ser bajo e indigno de un ánimo honrado y generoso. El odio es un veneno que corre el alma de quien lo posee.


Es lamentable, como el odio cada vez más se posesiona de las personas y da paso a hechos catastróficos desde la guerra, la desunión, separaciones, distanciamiento, afectaciones psíquicas y físicas.


El odio es al contrario del amor, un sentimiento aprendido, usado como elemento autodefensivo, a veces de carácter rayano en el morbo. A veces el amor, se transforma en odio cuando hay desilusiones o engaños.


Pero el odio es una pasión que daña y degrada sobre todo a quien lo siente. Este sentimiento, se puede basar en el miedo que se tiene a su objetivo, ya sea que este sea justificado o no, o más allá de las consecuencias negativas que puede tener al relacionarse con él.


El odio es ciego, insondable, irracional, insaciable. Algo que compromete al alma entera. El odio es una forma extrema de la dependencia: vive fijo en su objeto. Por eso no crea, incendia. Y por eso importa desterrarlo de nuestra atmósfera moral. ¿Cómo?


Podemos desterrar el odio, con tolerancia, dulzura, perdón y amor.
No caer en el círculo del odio, pensando que es imposible encontrar amor: la manera más rápida de recibir amor es darlo, hay más alegría en dar que en recibir.

El amor lo perdemos cuando lo queremos para nosotros, es como el fuego que cuando lo extendemos nos acaricia con su calor; el amor tiene alas y no hay que encadenarlo, como dice una canción ‘hagan una cadena de amor más fuerte que el odio y que la muerte’”

El amor es el don más preciado que Dios nos ha regalado, y que nos da la oportunidad de regalar.

No odies porque el que odia, sufre más que el que es odiado.


Lo que el amor puede por sobre el odio…


El amor alienta, el odio abate

El amor sonríe, el odio gruñe

El amor atrae, el odio rechaza

El amor confía, el odio sospecha

El amor enternece, el odio enardece

El amor canta, el odio espanta

El amor tranquiliza, el odio altera

El amor guarda silencio, el odio vocifera

El amor edifica, el odio destruye

El amor siembra, el odio arranca

El amor espera, el odio desespera

El amor consuela, el odio exaspera

El amor suaviza, el odio irrita

El amor aclara, el odio confunde

El amor perdona, el odio intriga

El amor vivifica, el odio mata

El amor es dulce, el odio es amargo

El amor es pacífico, el odio es explosivo

El amor es veraz, el odio es mentiroso

El amor es luminoso, el odio es tenebroso

El amor es humilde, el odio es altanero

El amor es sumiso, el odio es jactancioso

El amor es manso, el odio es belicoso

El amor es espiritual, el odio es carnal.

El amor es sublime, el odio es triste.

El amor todo lo puede... todo lo supera…

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¿Qué es la violencia doméstica?

Primero que todo, es preciso definir con claridad qué constituye violencia. ¿Consiste únicamente en golpear a alguien físicamente?


Hasta hace poco se creía en general que la única forma de violencia era la física. Sin embargo, la psicología moderna nos ha hecho más conscientes de las necesidades de los seres humanos.


Ahora sabemos que existe otra clase de violencia que también causa daño a las personas: la violencia psicológica o el maltrato verbal.


La destrucción sistemática de la autoestima de una persona por medio de la crítica, los insultos, la burla o el abandono también constituye maltrato y violencia. No hay duda de que a veces los golpes al alma pueden herir mucho más que los golpes al cuerpo, incluso pueden dejar heridas mucho más profundas y duraderas que las heridas corporales.


La violencia infantil incluye no sólo el maltrato físico, sino también los gritos, los regaños vehementes, el castigo excesivo, el abandono o la falta de atención, aceptación y amor -- tan indispensables para el bienestar emocional y social de los niños.


Otro tipo de violencia doméstica, y en este caso matrimonial e infantil al mismo tiempo, es criticar o condenar al cónyuge o usar al hijo para herirlo. Esto ocurre especialmente entre esposos divorciados o en proceso de divorciarse.


Las razones por las cuales la violencia psicológica es más difícil de reconocer y erradicar es porque sus víctimas en general continúan sufriendo en silencio y porque, al contrario de los efectos de la violencia física, sus heridas no son evidentes a la vista. Peor aún, cuando los que sufren esta violencia recurren finalmente a la ayuda de otros, frecuentemente no son comprendidos o incluso no se les trata con justicia.


Por último, este tipo de violencia ocurre en la privacidad del hogar, de manera que pasa desapercibida al mundo exterior, a veces, durante años. Sin embargo, según los expertos, la violencia psicológica casi siempre precede a la violencia física.


Hay otra clase de violencia doméstica. Se trata de presionar o coaccionar a una mujer para que use peligrosos anticonceptivos y abortivos, para que se esterilice o para que aborte a su hijo no nacido. Innumerables mujeres, especialmente en los países en desarrollo, sufren presión o de hecho son forzadas a cometer estos y otros actos que son intrínseca y gravemente inmorales.


Hace poco, el programa de esterilización en el pais de Perú, en el cual se utilizó la presión y la coacción y que les ocasionaron la muerte a por lo menos 18 mujeres, fue denunciado en los medios de comunicación de Estados Unidos. Sin embargo, el movimiento feminista extremista de ese país no emitió ninguna protesta ante esta violación tan infame de los derechos humanos de tantas mujeres peruanas.


¿Por qué tantas mujeres continúan soportando la violencia doméstica?

A pesar de los maltratos, a menudo es difícil lograr que la mujer victimizada haga algo para detener el abuso. En el caso del maltrato psicológico, desafortunadamente muchas veces las propias mujeres que lo sufren permanecen voluntaria o silenciosamente en esa situación, porque creen que el maltrato psicológico no es lo suficientemente serio o dañino como para intentar detenerlo.


Algunas mujeres piensan que no les creerán cuando denuncien a su victimario, ya que éste presenta a menudo una falsa imagen de sí mismo ante los demás. Los victimarios tienden a manifestar comportamientos extremos, tanto de bondad como de crueldad. Quizás también las mujeres víctimas sienten vergüenza de tener que informar a otros de algo que ellas han permitido que continúe.


La mayoría de ellas temen la venganza de sus victimarios o el tener que enfrentarse solas a la vida. Todas ellas sufren en general de problemas emocionales, de una baja autoestima y de una incapacidad para establecer límites.


La violencia doméstica es una enfermedad contagiosa


En los hogares disfuncionales donde un cónyuge maltrata al otro, el maltrato de los hijos es común. De hecho, "el maltrato infantil es 15 veces más probable que ocurra en las familias donde existe la violencia doméstica [entre los cónyuges]". Debido a que el maltrato conyugal ha alcanzado proporciones tan alarmantes en nuestra actual "cultura de la muerte", "cada año más de 3 millones de niños corren el riesgo de presenciar la violencia entre sus padres".


Desafortunadamente, una mujer que sufre el maltrato de su esposo o novio está tan preocupada tratando de defenderse, que muchas veces no se da cuenta del daño psicológico que sus hijos están sufriendo. Cuando una mujer permite que continúe este tipo de maltrato, se dan serias consecuencias psicológicas para los hijos de esa unión, aún en el caso de que ellos mismos no sean las víctimas directas del maltrato.


Los efectos psicológicos en estos niños aflorarán años después. En muchos casos ellos mismos se convertirán en victimarios o en víctimas. Sus padres son el modelo que ellos han estado presenciando. "Los hombres que han sido testigos de la violencia entre sus padres son tres veces más propensos a maltratar a sus esposas que los hijos de matrimonios no violentos. Los hombres que son hijos de los padres más violentos son 100 veces más propensos a convertirse en victimarios de sus esposas".


La violencia destruye los matrimonios

Como el respeto mutuo no existe en una relación caracterizada por el maltrato, a menudo el amor desaparece en los matrimonios que continúan en esa situación durante mucho tiempo. Ambos cónyuges tienen que reconocer que necesitan ayuda y deben recurrir a ella juntos, si no, ese matrimonio tiene pocas esperanzas de sobrevivir.


¿Qué se puede hacer?

Aunque las víctimas de la violencia doméstica en la mayor parte de los casos han sufrido en silencio durante muchos años y no han recibido la ayuda que necesitaban, la sociedad actual ha reconocido por fin que hay que denunciar y erradicar este terrible mal.


Muchas organización están luchando para erradicar la violencia doméstica y están dando ayuda tanto víctimas como a victimarios.


Tanto la víctima de la violencia doméstica como su victimario están emocionalmente enfermos y necesitan ayuda. Ninguno de los dos puede recibir ayuda hasta que no reconozcan que el maltrato existe. No se benefician en lo absoluto manteniendo este horrible secreto, sino que deben compartirlo con aquellos que pueden ayudarlos: un psicólogo o un psiquiatra.


¿Qué puede hacer la víctima de esta violencia si su esposo no quiere buscar ayuda (lo cual es un serio deber), sino que continúa infligiéndole serios daños físicos o psicológicos a su esposa o la amenaza con realizarlos?


Si los esfuerzos para resolver esta situación continúan fracasando o cuando el ataque parece estar próximo, la mujer tiene el derecho (y el deber) de escapar y buscar refugio en otro sitio – con su familia, amistades o en refugios especiales disponibles para ello. Su salud física y mental, en realidad su propia vida, se encuentran en peligro. (Por supuesto, si hay niños presentes, todo esto se refiere a ellos también.) La separación física de esta situación puede ser buscada incluso durante el proceso mediante el cual el victimario voluntariamente busca y recibe ayuda, ya que muchas veces el proceso de curación psicológica tiene sus recaídas.


Debemos estar dispuestos a ayudar a las víctimas de la violencia doméstica a escapar de este círculo vicioso de maltrato físico o psicológico, para que así puedan recobrar su autoestima y descubrir su dignidad como criaturas de Dios que son.

Fuentes: 1. Straight Talk About Violence (folleto), Christopher News Notes, 12 East 48th Street, New York, NY 10017, julio de l995. Aviso: En esta fuente se hace referencia a un programa de UNICEF para combatir la violencia entre niños y jóvenes. Lamentablemente, UNICEF se ha involucrado en la distribución de anticonceptivos, incluyendo aquellos que son abortivos. UNICEF también ha colaborado con otros organismos de las Naciones Unidas que promueven el aborto. 2. U.S. Department of Justice. Bureau of Justice Statistics. National Crime Victimization Survey. Selected Statistics on Violence Against Women, agosto de 1995. 3. "In Florida, a person is killed by a family member every 36 hours", The Miami Herald, 9 de octubre de l994, 1J. 4. U.S. Department of Justice..., agosto de 1995. 5. Ibíd. 6. Women Healing the Wounds. NCCW Responds to Domestic Violence Against Women (folleto), National Council of Catholic Women, 1275 K Street, NW, Suite 975, Washington D.C., 20005. 7. Ibíd. 8. W. Stacy, y A. Shupe.

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