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Archive for enero 2011

¿QUE ES LA PAZ INTERIOR PARA TI?


Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera. François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.




La paz interior es la tranquilidad espiritual, el aprender a sentir, y fluir, lo importante que es fluir, a veces no nos damos cuenta de lo importantísimo que es ser conscientes del aquí y del ahora.


La paz interior, es poder disfrutar de ese amanecer y sentirlo, de sentir una caricia, de poder sentir un abrazo, de poder sentir la brisa del mar en nuestro rostro, la paz interior, es el reconocer que somos, de reconocer nuestra esencia, nuestro ser interno, de poder sintonizarnos con el universo, ya que formamos parte de él, como diría Deepack CHopra.


¿CUÁL ES LA RECETA MILAGROSA PARA CONSEGUIR LA PAZ INTERIOR?


La verdadera paz interior se encuentra en la simpleza de nuestros actos y pensamientos.


Al hablar de la paz interior no podemos dejar de mencionar el amor, la felicidad y la armonía como formulas “mágicas” para lograr esa ansiada sensación de paz que todos buscamos y que tarde o temprano encontraremos, si nos lo proponemos firmemente.


¿CUAL ES LA LLAVE EN LA BÚSQUEDA DE PAZ Y FELICIDAD?

Para Opinar...

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EL AMOR Y SU DESINTEGRACIÓN EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL CONTEMPORÁNEA. Erich Fromm

Si el amor es una capacidad del carácter maduro, productivo, de ello se sigue que la capacidad de amar de un individuo perteneciente a cualquier cultura dada depende de la influencia que esa cultura ejerce sobre el carácter de la persona media.


Al hablar del amor en la cultura occidental contemporánea, entendemos preguntar si la estructura social de la civilización occidental y el espíritu que de ella resulta llevan al desarrollo del amor.


Plantear tal interrogante es contestarlo negativamente. Ningún observador objetivo de nuestra vida occidental puede dudar de que el amor -fraterno, materno y erótico- es un fenómeno relativamente raro, y que en su lugar hay cierto número de formas de pseudoamor, que son, en realidad, otras tantas formas de la desintegración del amor.


La sociedad capitalista se basa en el principio de libertad política, por un lado, y del mercado como regulador de todas las relaciones económicas, y por lo tanto, sociales, por el otro. El mercado de productos determina las condiciones que rigen el intercambio de mercancías, y el mercado del trabajo regula la adquisición y venta de la mano de obra.


Tanto las cosas útiles como la energía y la habilidad humanas se transforman en artículos que se intercambian sin utilizar la fuerza y sin fraude en las condiciones del mercado. Los zapatos, por útiles y necesarios que sean, carecen de valor económico (valor de intercambio) si no hay demanda de ellos en el mercado; la energía y la habilidad humanas no tienen valor de intercambio si no existe demanda en las condiciones existentes en el mercado.


El poseedor de capital puede comprar mano de obra y hacerla trabajar para la provechosa inversión de su capital. El poseedor de mano de obra debe venderla a los capitalistas según las condiciones existentes en el mercado, o pasará hambre. Tal estructura económica se refleja en una jerarquía de valores.


El capital domina al trabajo; las cosas acumuladas, lo que está muerto, tiene más valor que el trabajo, los poderes humanos, lo que está vivo.


Tal ha sido la estructura básica del capitalismo desde sus comienzos. Y si bien caracteriza todavía al capitalismo moderno, se han modificado ciertos factores que dan al capitalismo contemporáneo sus cualidades específicas y ejercen una honda influencia sobre la estructura caracterológica del hombre moderno.


Como resultado del desarrollo del capitalismo, presenciamos un proceso siempre creciente de centralización y concentración del capital. Las grandes empresas se expanden continuamente, mientras las pequeñas se asfixian.


La posesión del capital invertido en tales empresas está cada vez más separada de la función de administrarlas. Cientos de miles de accionistas "poseen" la empresa; una burocracia administrativa bien pagada, pero que no posee la empresa, la maneja. Esa burocracia está menos interesada en obtener beneficios máximos que en la expansión de la empresa, y en su propio poder.


La concentración creciente de capital y el surgimiento de una poderosa burocracia administrativa corren parejas con el desarrollo del movimiento laboral. A través de la sindicalización del trabajo, el trabajador individual no tiene que comerciar por y para sí mismo en el mercado laboral; pertenece a grandes sindicatos, dirigidos también por una poderosa burocracia que lo representa ante los colosos industriales.


La iniciativa ha pasado, para bien o para mal, del individuo a la burocracia, tanto en lo que respecta al capital como al trabajo. Un número cada vez mayor de individuos deja de ser independiente y comienza a depender de quienes dirigen los grandes imperios económicos.


Otro rasgo decisivo que resulta de esa concentración del capital, y característico del capitalismo moderno, es la forma específica de la organización del trabajo. Empresas sumamente centralizadas con una división radical del trabajo conducen a una organización donde el trabajador pierde su individualidad, en la que se convierte en un engranaje no indispensable de la máquina.


El problema humano del capitalismo moderno puede formularse de la siguiente manera:

El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en gran número; que quieran consumir cada vez más; y cuyos gustos estén estandarizados y puedan modificarse y anticiparse fácilmente. Necesita hombres que se sientan libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, principio o conciencia moral -dispuestos, empero, a que los manejen, a hacer lo que se espera de ellos, a encajar sin dificultades en la maquinaria social-; a los que se pueda guiar sin recurrir a la fuerza, conducir, sin líderes, impulsar sin finalidad alguna -excepto la de cumplir, apresurarse, funcionar, seguir adelante-.


¿Cuál es el resultado? El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza. (Cf. un estudio más detallado del apartamiento y de la influencia de la sociedad moderna sobre el carácter del hombre en mi libro The Sane Society, Nueva York, Rinehart and Company, 1955.) Se ha transformado en un articulo, experimenta sus fuerzas vitales como una inversión que debe producirle el máximo de beneficios posible en las condiciones imperantes en el mercado.


Las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas enajenados, en las que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y en no diferir en el pensamiento, el sentimiento o la acción. Al mismo tiempo que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad, de angustia y de culpa que surge siempre que es imposible superar la separatidad humana.



Nuestra civilización ofrece muchos paliativos que ayudan a la gente a ignorar conscientemente esa soledad: en primer término, la estricta rutina del trabajo burocratizado y mecánico, que ayuda a la gente a no tomar conciencia de sus deseos humanos más fundamentales, del anhelo de trascendencia y unidad. En la medida en que la rutina sola no basta para lograr ese fin, el hombre se sobrepone a su desesperación inconsciente por medio de la rutina de la diversión, la consumición pasiva de sonidos y visiones que ofrece la industria del entretenimiento; y, además, por medio de la satisfacción de comprar siempre cosas nuevas y cambiarlas inmediatamente por otras.

El hombre moderno está actualmente muy cerca de la imagen que Huxley describe en Un mundo feliz: bien alimentado, bien vestido, sexualmente satisfecho, y no obstante sin yo, sin contacto alguno, salvo el más superficial, con sus semejantes, guiado por los lemas que Huxley formula tan sucintamente, tales como: "Cuando el individuo siente, la comunidad tambalea"; o "Nunca dejes para mañana la diversión que puedes conseguir hoy", o, como afirmación final: "Todo el mundo es feliz hoy en día." La felicidad del hombre moderno consiste en "divertirse". Divertirse significa la satisfacción de consumir y asimilar artículos, espectáculos, comida, bebidas, cigarrillos, gente, conferencias, libros, películas; todo se consume, se traga.


El mundo es un enorme objeto de nuestro apetito, una gran manzana, una gran botella, un enorme pecho; todos succionamos, los eternamente expectantes, los esperanzados -y los eternamente desilusionados-.


Nuestro carácter está equipado para intercambiar y recibir, para traficar y consumir; todo, tanto los objetos materiales, como los espirituales, se convierten en objeto de intercambio y de consumo.


La situación en lo que atañe al amor corresponde, inevitablemente, al carácter social del hombre moderno. Los autómatas no pueden amar, pueden intercambiar su "bagaje de personalidad" y confiar en que la transacción sea equitativa.


Una de las expresiones más significativas del amor, y en especial del matrimonio con esa estructura enajenada, es la idea del "equipo". En innumerables artículos sobre el matrimonio feliz, el ideal descrito es el de un equipo que funciona sin dificultades.


Tal descripción no difiere demasiado de la idea de un empleado que trabaja sin inconvenientes; debe ser "razonablemente independiente", cooperativo, tolerante, y al mismo tiempo ambicioso y agresivo. Así, el consejero matrimonial nos dice que el marido debe "comprender" a su mujer y ayudarla. Debe comentar favorablemente su nuevo vestido, y un plato sabroso.


Ella, a su vez, debe mostrarse comprensiva cuando él llega a su hogar fatigado y de mal humor, debe escuchar atentamente sus comentarios sobre sus problemas en el trabajo, no debe mostrarse enojada sino comprensiva cuando él olvida su cumpleaños.


Ese tipo de relaciones no significa otra cosa que una relación bien aceitada entre dos personas que siguen siendo extrañas toda su vida, que nunca logran una "relación central", sino que se tratan con cortesía y se esfuerzan por hacer que el otro se sienta mejor.


En ese concepto del amor y el matrimonio, lo más importante es encontrar un refugio de la sensación de soledad que, de otro modo, sería intolerable. En el "amor" se encuentra, al fin, un remedio para la soledad. Se establece una alianza de dos contra el mundo, y se confunde ese egoísmo á deux con amor e intimidad.


La importancia que se otorga al espíritu de equipo, la tolerancia mutua, etc., es algo relativamente reciente. Lo precedió, en los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial, un concepto del amor en el que la mutua satisfacción sexual suponíase la base de las relaciones amorosas satisfactorias, y, especialmente, de un matrimonio feliz.


Creíase que las causas de los frecuentes fracasos matrimoniales obedecían a que la pareja no había logrado una adecuada "adaptación sexual", lo cual se atribuía, a su vez, a la ignorancia respecto de la conducta sexual "correcta", y, por ende, a una teoría sexual defectuosa de una o las dos partes.


Con el fin de "curar" esa inadaptación y de ayudar a parejas desgraciadas que no podían amarse mutuamente, se publicaron muchos libros que daban instrucciones y consejos referentes a la conducta sexual apropiada, y prometían implícita o explícitamente la felicidad y el amor como resultados. Se partía del principio de que el amor es el hijo del placer sexual, y que dos personas se amarán si aprenden a satisfacerse recíprocamente en el aspecto sexual.


Correspondía a la ilusión general de la época suponer que el uso de las técnicas adecuadas es la solución no sólo de los problemas técnicos de la producción industrial, sino también de todos los problemas humanos. Se desconocía totalmente el hecho de que la verdad es precisamente lo contrario.

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La Psicología Evolutiva estudia el desarrollo del hombre, o los procesos de humanización, desde dos perspectivas, la filogenético, historia evolutiva de una especie, y la ontogenética, el transcurso de la vida de un individuo, la formación de conductas adultas. O sea es la psicología del cambio, que se produce a lo largo de toda la vida.


La capacidad de adaptación del hombre es producto del aprendizaje, y en consecuencia, es un fenómeno cultural.
Se denomina desarrollo humano a los cambios psicológicos que se dan a lo largo de la vida, donde se accede a estados más complejos que los anteriores.


Estos cambios se explican por antinomias como: continuidad-discontinuidad, herencia-ambiente, normatividad-ideografía. El contexto, también permite comprender la evolución del individuo, destacándose el contexto histórico, el socio-económico, el cultural, incluso el étnico

El desarrollo es un proceso continuo, flexible y global. El hombre nace con un reducido repertorio de conductas y debe aprender casi todo, pero esta capacidad de adaptarse determina diferencias individuales, el contexto social, cultural, histórico, son condicionantes.

Diversas corrientes han aportados sus descubrimientos a la psicología evolutiva, el psicoanálisis, la psicología genética de Piaget, el modelo socio-cultural de Vigotsky, las teorías del aprendizaje, el modelo de procesamiento de la información, en los últimos tiempos también el modelo ecológico y el etológico.

Erik Erikson habla de una serie de tareas implícitas en el desarrollo del ser humano, propias de las diferentes etapas. Dichas tareas vienen impuestas en gran medida por la sociedad y la cultura, por los procesos de socialización, y se integran al individuo.

El Objeto de estudio de la psicología evolutiva: Los objetivos principales son: describir la conducta de los individuos, y la forma en que evolucionan, para identificar las causas y procesos que provocan esos cambios entre una etapa y otra.

Otros autores relacionan estos cambios con la etapa de la vida, las circunstancias y el entorno, y las experiencias particulares de cada individuo.

La teoría de los estadios de Piaget: el propuso el estudio del conocimiento humano desde una perspectiva evolutiva y diacrónica, desde la epistemología genética, tratando de explicar la evolución del conocimiento humano, tanto a nivel de especie como individual.

Estudia la evolución de la inteligencia infantil, y para ello propone tres estadios: el período sensorio-motriz, el de las operaciones concretas, y el de las operaciones formales. Donde los reflejos del recién están relacionados con la inteligencia sensorio-motora.

Las operaciones concretas con la aparición del lenguaje. Y el pensamiento científico con las operaciones formales.

Sin embargo, existen estadios intermedios, ligados a cambios cualitativos. La estructura y mecanismos de los cambios, tienen su fundamento en la biología: la adaptación, y la autorregulación o equilibrio.

El intercambio adaptativo entre el organismo y el medio, es similar al que se da entre sujeto y objeto de conocimiento, a nivel psicológico.

La mente busca el equilibrio, y las acciones del individuo, surgen cuando aparece el desequilibrio, buscando reestablecerlo.

La asimilación y la acomodación, permiten que el sujeto incorpore nuevos objetos a su estructura cognitiva, y la acomodación, transforma su estructura previa, adaptándola al nuevo conocimiento.

Constantemente cambian los esquemas de conocimiento, en función de las circunstancias y roles que se desempeñen. Al aplicarse estos esquemas a nuevos objetos de conocimiento, vuelve a darse el proceso de asimilación y acomodación. La inteligencia es fruto de intercambios entre el sujeto y el medio.

A pesar de ello, Piaget dice que la herencia es importante en el desarrollo, pues existen factores de orden estructural ligados a la constitución y maduración del sistema nervioso.

Tanto el carácter básico de la materia en sí misma, cuanto el lugar que suele ocupar en los planes de estudio, hacen que la Psicología Evolutiva sea una materia de tipo troncal y general, previa a posteriores asignaturas de especialización en cualquiera de sus dominios.

En ese carácter general y en la cantidad de datos acumulados sobre el estudio del desarrollo radican a la vez el atractivo y las limitaciones de la Psicología Evolutiva. Atractivo en la medida en que resulta apasionante seguir paso a paso el proceso que lleva al ser humano de la infancia a la senectud; limitaciones que derivan del hecho de que ese proceso está cargado de acontecimientos y facetas sobre las cuales no siempre es posible reflexionar con suficiente detenimiento en el marco de una asignatura general.

Entonces para terminar decimos que la Psicología Evolutiva se interesa por los cambios que sufren las personas a lo largo de su vida, de forma genérica, es decir, no los cambios particulares sino los que se deben a las características de la especie. Se observa cómo cambian continuamente las acciones del individuo y cómo reacciona en un ambiente que está en permanente evolución también.

La psicología evolutiva estudia el desarrollo físico, que incluye cambios corporales como la estatura, el peso, el desarrollo del cerebro y de otros órganos del cuerpo, la adquisición y el perfeccionamiento de habilidades motoras. También se estudia el desarrollo cognitivo que se basa en cambios en los procesos de pensamientos, las habilidades lingüísticas, las funciones cerebrales, etc.

También estudia cambios en el desarrollo psicosocial del individuo, que incluye aspectos emocionales y sociales de la personalidad, la forma y la intensidad de las relaciones, los ámbitos en que se desenvuelve, etc.

El ámbito de interés de la psicología evolutiva es, entonces, toda la evolución del individuo, desde antes del nacimiento cuando está en desarrollo en el seno materno hasta la muerte, habiendo pasado potencialmente por infancia, niñez, adolescencia, edad adulta y vejez.

Estudia cómo las características físicas, cognitivas y psicológicas del individuo cambian a lo largo de la vida. Para la psicología evolutiva el desarrollo es un proceso continuo de crecimiento y cambio, incluso en avanzada edad.

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